El marimbol que tocamos en México es un instrumento que –si bien derivado de un ancestro africano- lo hemos adoptado con las particularidades que determina una cultura como la nuestra, en donde los elementos españoles e indígenas son predominantes. A la preeminencia de la herencia europea sobre gran parte de la música mexicana se debe el hecho de que el prototipo de marimbol que ha terminado por imponerse en Veracruz se caracterice por tener series relativamente grandes de lengüetas, siendo común encontrar ejemplares con series relativamente amplias de flejes, particularidad que permite responder en mejor forma a los cambios armónicos que demanda la ejecución de un Son, así como hacer viable la interpretación de un repertorio relativamente extenso de piezas musicales en tonalidades diversas, tanto mayores como menores.
La función armónica de este instrumento tiene aquí gran importancia, razón por la cual al vasto número de flejes que presenta se añade el requerimiento de una afinación precisa que debe estar en relación armónica directa con el resto de la dotación jarocha (cordófonos, de manera casi exclusiva), al grado de requerir la ayuda de instrumentos ya afinados de antemano o del uso de afinadores convencionales para poner en concordancia el marimbol y las jaranas de diversos tamaños que acostumbran formar parte de estos grupos de música tradicional.
Debido a que una buena parte del repertorio de sones jarochos está en tono mayor y se suele interpretarlo principalmente en las tonalidades de Do o Sol, los marimboleros de Veracruz han adoptado la costumbre de utilizar una escala diatónica de Do mayor como sistema de afinación para este instrumento.
Por diversas razones, la distribución de la serie de lengüetas del marimbol se hace de acuerdo con un diseño en forma de "V" invertida o, más bien, de pirámide (razón por la cual hemos decidido llamarlo "piramidal"), que emplaza la nota más grave -y el fleje más largo- al centro del teclado, correspondiendo al Do; la nota Re al costado izquierdo de ésta; el Mi, al lado derecho, el Fa, al izquierdo, y así sucesivamente, de manera alternada, en lugar de la distribución llamada "escalonada", consistente en acomodar cada fleje del instrumento, uno al lado del otro, yendo de la lengüeta más larga (de tono más grave) a la más corta (de tono más agudo), en la forma como estarían dispuestas las barras de madera en una marimba diatónica.
Al disponer los flejes en forma piramidal se consigue que las notas que forman la tríada de un acorde en la música tonal queden emplazadas una al lado de la otra, facilitando la ejecución y posibilitando el arpegiado. Así, por ejemplo, el acorde de Do se obtendrá pulsando con los dedos índice, medio y anular de la mano derecha el fleje central (la nota Do) y las dos lengüetas que están a su lado derecho (que corresponden a Mi y Sol). Con el propósito de enriquecer este acorde, de manera optativa podremos incorporar a la tríada el fleje correspondiente a la octava alta del Do central.
El acorde de Sol -por su parte- se conseguirá pulsando el fleje de la nota Sol más las dos lengüetas adyacentes de la derecha (Si y Re'). Igualmente para la mano izquierda, se puede formar el acorde de Re pulsando el fleje correspondiente a esa nota y las dos láminas contiguas de la izquierda (Fa y La). Si nos desplazamos una lengüeta hacia la izquierda de aquélla, tendremos el acorde de Fa pulsando esta nota más las dos de la izquierda (La y Do'), más el Do central de manera optativa. Y así sucesivamente.
Así de simple y así de fácil resulta moverse en este teclado de diseño piramidal. Esta sencillez en el modo de proceder al momento de buscar las notas de la tríada de cada acorde no la tendríamos si la serie de flejes no estuviera dispuesta con base en esta distribución particular tan ventajosa.
|
Anterior |
Siguiente |
|
|